Argentina 1-0. Debut, triunfo, y tres puntos. Gol de ¡Heinze!: testarazo y red. Mas luces que sombras; Equipo veloz y punzante, empero, impreciso y desatento. Romero, sobrio y seguro. En defensa lentitud y confusión. En el Medio, Mascherano bien en el desarmadero, Veron correcto en la fabrica, Jonas corredor y solidario, y Di Maria orillado y esfumado. Adelante, Tevez laborioso; Higuain ligero, atento, y algo descalibrado; Messi, mágico y fantástico: jugó como en la Playstation. Victoria frente a un rival áspero pero ingenuo.
¿Es posible evitar la monotonía Messi-dependiente? Próxima estación: Corea, equipo frenético y aventurero.

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