Argentina 4-1. Triunfo dulzon, estridente, y multicolor. Meloso. ¡Argentina es candidata: los demás – excepto la talentosa pero acuosa Holanda, la veloz pero inestable Alemania, España y su fútbol de oropel, y el italianizado equipo brasileño- el resto, son desechos de tienda. Es pronto para pronósticos, es cierto, pero este Mundial es tan...mundial, es tan pálido y amarillento, es tan onda trompetita afro, que el equipo de D10s es de lo mejor.
Argentina ganó, dos de dos. Tres goles de Higuain (antes Igualin: “¡Igualin a Ronaldo, eh...!) La defensa continua siendo de cartón piedra, el mediocampo pétreo y hermético con Mascherano pero barullero sin Veron. Adelante, Tevez, que se la da de jugador del pueblo, oscila entre el héroe de bronce, la estatua en Plaza de Mayo, y la hoguera. Desde el banquillo, Agüero es una posibilidad y también una moneda al aire, un partido pie de seda y al otro el cerebro de cristal. Y Palermo espera la hora de los milagros inesperados. Messi es un marciano, no hay vueltas. Ya casi en octavos. Sentimiento de aventura....Próxima estación: Grecia, equipo añejo y de madera; demasiado pasado, demasiado socrático, demasiado...Lo de la Euro 2004 fue obra de Zeus.

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