Crack, Dentro y Fuera.


Ocurrido hace ya algún tiempo, semanas tal vez. Barcelona dejaba escapar otros tres puntos, esta vez como visitante en el Estadio Vicente Calderón; Los de Pep Guardiola ganaban 2-0, pero el Atlético Madrid regalaba un favor a su vecino de ciudad y daba vuelta el marcador, 3-4. (Sergio Agüero convirtió 2 goles)

Sensaciones contrapuestas, tristezas y amarguras. En Fin, derrota Barca.

Pero después de toda derrota, puede ocurrir una gran victoria. 
Al otro lado de las vallas que separan la zona mixta de vestuario de los periodistas y aficionados, se encontraba un niño de unos 14 años, Colombiano, llamado Rubén. Acompañado por su madre. El chico es ciego. Solo quería cumplir su sueño; saludar a Lionel Messi, o por lo menos sentir de cerca la presencia de su ídolo.

La tarea de la madre no fue cosa fácil. Alboroto post-match, mucha adrenalina y multitud. 

Pero el 10 argentino, dio una muestra de carisma. Una dosis de humanidad, dando a las claras que los grandes no solo son distintos en su actividad. Lionel marco la diferencia, tubo la elegancia que tiene en el césped. A pesar de que la delegación catalana estaba apresurada por salir de Madrid y olvidar el tropiezo, La pulga cumplió el deseo de Rubén, y se acerco hasta donde estaba.


El niño, recibió el saludo, se tomo algunas fotografías, lo abrazo y charlo un pequeño rato. Mas tarde, el rosarino le obsequio la camiseta azulgrana que había utilizado minutos antes, y se marcho. Entre risas, llantos y besos, el chaval también se retiro.

Con voluntad y predisposición, los sueños de un chico también se pueden volver realidad.

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