Hombre - Jugador - Mercancia


Desde la noción de Patria, Argentina cultivo el suelo para servir a la Nación y así constituir su política de desarrollo y crecimiento económico: el modelo Agro Exportador. El fútbol argentino también aplica el modelo exportador, en este caso jugador - humano - exportador. Solo que en este sentido son los mismos futbolistas quienes comercializan sus piernas y adaptan su productividad industrial a la maquinaria deshumanizada del deporte-mercantil. En tanto, la secta dirigencial saquea el patrimonio de los clubes que administran y los ambiciosos empresarios enriquecen su fortuna. Y los organismos económicos de corrompido y sospechoso origen incorporan al deporte los paraísos fiscales y privatizan a los futbolistas. Estos señores de nefasta avaricia obtienen un “porcentaje” de ciertos humanos y luego los negocian como porciones de esclavos. Entonces se jactan de contar con una parte de la transferencia de X o el 60% de Y. Pero ¿Qué significa ser dueño del 60% de un jugador? ¿El 60% compone las dos piernas o solo una? ¿ambos brazos?. Este es el paisaje en la caníbal civilización del mercados deportivo.

Puede que el fútbol halla sido un juego, aceptando el amateurismo sui generis del siglo pasado como tal, pero el desarrollo del deporte en la actualidad impide considerar que todavía ellos se reserven las genuinas ganas de jugar. Sigue siendo “un juego en lo informal del juego mismo, como tal”. Hoy, el unico elemento humano del deporte solo practica la actividad para comercializar sus aptitudes lúdicas y vender esa virtud que la Naturaleza le concedió: su talento. En esta misma preocupación de doble vertiente entre juego y futuro económico, se divulga un angustioso dilema de origen lucrativo y se “remplaza al ídolo nacido, por el ídolo inventado (...) y prevalece un jugador egoísta-angustiado y se extingue el jugador altruista-despreocupado” (Dante Panzeri dixit). Todos son esclavos del desbordante negocio que extirpa al humano demasiado humano futbolista y da exclusividad al mezquino y robotizado futbolista de estos tiempos. Quien de esta manera aplica en su cuerpo y alma las normas del mercado económico, colocándose así mismo un valor de uso y un valor de cambio. Análoga situación afronta el joven de Huracán Matias De Federico, quien recibió una de esas Ofertas Imposibles de Rechazar – Hacha Uria - de 4 millones de dolares desde Corinthians de Brasil. Antes los protagonistas hablaban de actividad física y diversión, mientras que ahora sus discursos se elaboran en torno a terminología de mercado como rendimiento laboral y productividad. Hubo un tiempo en el fútbol de De Federico que fue hermoso y fue libre de verdad, Huracán fue Sub Campeón. En ese entonces su fútbol fue puro y noble. Pero, el envilecido chico piensa en mudarse a pastos mas verdes y en entregar su Zurda a los tenáculos de la oligarquía dominante. De Federico piensa en su soñolienta billetera de esencia plebeya y por eso ya no subsiste en él una intuitiva pulsión lúdica. En algún momento, El 10 de Huracán fue un humano demasiado humano, pero ya no. El cambio, y ahora su fútbol es dinero, demasiado dinero.

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