Messi, el Balón de Oro, y Zarathustra.




Neitzche, en Así habló Zarathustra, escribe sobre Messi. ¿Qué? Si sobre Lionel Messi. El filosofo dibuja las líneas del espíritu y describe sus tres transformaciones, dice: “el espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño”.

En Messi, el camello expresa la carga, el insoportable peso del ser. La selección Argentina. “El sufrir hambre en el alma”, y soportar el agobio de un pueblo desahuciado sobre su lánguido cuerpecillo. Caminar, sediento y solitario, por los senderos espinosos de la prensa deportiva. Para el filósofo alemán, el espíritu convertido en camello es insignia de sometimiento, de sufrimiento, de dolor. El camello es carne de burla para los comediantes massmaniaticos. El camello “se arrodilla, y quiere que lo carguen”, que lo aplaste con sus garras el poderosos poder del gran Dragón. El camello es el espíritu derrotado, el ser nada en la nada.

Pero, “en lo mas solitario del desierto (...) en león se transforma aquí el espíritu”. De camello a León. La bestia es expresión de libertad, de poder. El león es ágil y joven, un eterno irreverente. Anárquico. El león “quiere conquistar a su presa y ser señor de su propio desierto”, y él solo encuentra limites en los limites de su fuerza. El león “con el gran Dragón quiere pelear para conseguir la victoria” escribió Neitzche. Este, indudablemente, es Messi bañado en azulgrana. El León es el Mesías de Barcelona.

Pero Messi es un Héroe binario. Diestro y siniestro. Por eso en esta dialéctica de oro y de barro se esconde el porvenir de un nuevo comenzar: El gran Mediodía, el Balón De Oro. Entonces, Messi, que en su pecho cobija el nido de un ave de rapiña, asciende desde turbias aguas argentinas para entronizarse como El Mejor. Porque como tal, el león es solo un puente, un sendero hacia el Súper Hombre, por eso acaece una nueva transformación.

Y así habló Zarathustra: “Pero decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha podido hacerlo? ¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en niño? Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí. Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo”. Y entonces, el niño, en sus caprichos enfrentó al Dragón. Volvió a crear. A jugar, a inventar...a ser niño.

Y Messi como tal se convirtió en niño. Y dio lugar al fin de la tragedia. Porque, es Messi el hombre sobre el cual se inspiro Neitszche para escribir Zarathustra, y ahora ha de ser Messi el mejor jugador del Mundo.
Por eso, messifilicos, messifobicos y messifologos callad y atended su gloria; dejad de fatigar los músculos del pequeño con su bullicio petulante. Contemplad su ascenso. Recibid su musica y abrid sus brazos hacia la llega de un nuevo hombre... ¿El Super Hombre?

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