Pensando el Fútbol desde Shakespeare

En su barca, ociosa balsa de respiro espiritual, navegante de océanos furtivos y oleadas cibernéticas, entre suspiro y bamboleo, echa mirada sobre el huido texto: reportaje de Pagina 12 (Javier Lorca) a Eduardo Rinesi, filosofo y politólogo argentino, autor de “Las máscaras de Jano. Notas sobre el drama de la historia”, un estudio sobre política y sociedad bajo el cual subyace “la obra de William Shakespeare". Notese como Rinesi, en tertulias, piensa El fútbol: “Me resultó iluminadora la contraposición que establece Shakespeare, en El mercader de Venecia, entre la ciudad de Venecia, la ciudad capitalista, “real”, de los comerciantes y los usureros -Fútbol y profesionalismo-, y la de Belmont, una ciudad que no existe, paraíso imaginario del amor idílico, puro y como fuera de la historia -Fútbol y amateurismo-. El escritor añade, “la literatura constituye una herramienta muy poderosa para pensar los problemas de la vida social, en particular, la tragedia y la comedia tienen una gran potencialidad (...) La tragedia es muy útil por dos motivos. Primero, porque es una reflexión sobre la materia misma de la política (léase sobre la materia misma del fútbol), que es el conflicto. Es posible decir que hay política (hay fútbol) porque hay, entre los hombres y los grupos, conflicto, y que hay tragedia, también, porque hay conflicto. De modo que la tragedia permite pensar la política (pensar el fútbol) no porque la política (el fútbol) sea necesariamente trágica, sino porque la tragedia nos muestra el límite de la política (nos muestra el limite del fútbol), su cifra oculta, su posibilidad última y siempre desplazada (...) La tragedia sirve para pensar en la medida en que, en el mundo los hombres y los pueblos estamos siempre expuestos a esas fuerzas que no controlamos”, llaméese fortuna, dirigentes ineptos, contingencias lúdicas, habilidosos impredecibles, o un zapatazo en el travesaño a los noventa minutos de juego. Luego, el reporte le pregunta “¿Y cuál sería la relación de lo político (el fútbol) con lo cómico?”, y contesta, “a diferencia de la tragedia, la comedia plantea situaciones en que los hombres consiguen derrotar a los dioses o burlarlos, siquiera provisoriamente. Mostrarles que no son tan omnipotentes y que los mortales, con su astucia, su virtud o su piedad, a veces pueden abrirse paso en medio de los azares y los imponderables de la vida. Hay política (hay futbol) porque siempre hay fuerzas que nos superan y dominan, pero también porque, a pesar de eso, los hombres, peleando, conversando, acordando o no, (porque no jugando) vamos abriéndonos camino en medio de “los dardos y flechazos de la insultante fortuna”, de las fuerzas que no podemos controlar”. Y por ultimo, reflexiona sobre como se articulan, y yuxtaponen, la tragedia y la comedia en el drama, “el drama es (...) la subordinación o la impotencia y la decisión de, como dice Hamlet, tomar las armas contra las adversidades y tratar de derrotarlas (...) y Shakespeare presenta siempre con gran sensibilidad lo difícil, lo complejo de estos combates, que no suelen tener una resolución nítida sino un final siempre abierto". En ultima, Rinesi, quizás sin notarlo, medita sobre la imposibilidad de predecir entre infinitos resultados posibles la finitud que define el campo de juego.

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