John O´Shea, El Artista Menos Esperado


Sobre el suelo de las Islas se barajaba la primer partida de semifinales europeas. Frente a la pupila expectante de los mortales y ante la custodia de los dioses se juraban honor a la Diosa de la orejóna. Santuario perfecto, Old Trafford –teatro de sueños propios y pesadillas ajenas-. Según los expertos, la semifinal perfecta: Manchester United versus Arsenal. El local, un diablo colorado heredero de la profundidad del infierno. El visitante, una revolución anárquica de la juventud –una obra de arte que bendice el placer.-

El organizador, Alex Fergusson. El invitado, Arsene Wegner. El odio cordial y el amor a la enemistad en estado puro. Banquillo a banquillo, la pizarra pre-historia de Sir Alex, ante la elegancia y el buen gusto del gentleman Arsene. El escocés padece Wegnerfobia, y el francés esta infectado de Fergubitis.

Mano a mano -pie a pie-, Wayne Rooney (el hijo prodigo de Lucifer), Carlos Tevez (demonio sudamericano), y Cristiano Ronaldo (una galaxia de talento). Manchester, un monstruo de tres cabezas.
En la otra ventanilla, Cesc Fabregas (el alumno predilecto), Adebayor (un everest al gol), Theo Walcott (un cohete en propulsión) y Samir Nasri (el ultimo graduado del gunner college). Arsenal, una guardería que acaricia el Nirvana del fútbol espectáculo.

Aquí en la tierra como en los cielos, estaba en juego: el orgullo británico.

Resultado: Manchester United 1 Arsenal 0

El casting se realizo, y el artista menos esperado se entrometió y patio el tablero. O´Shea, John Francis O´Shea (Waterford, Irlanda). El irlandés refuto la filosofía de Sartre acerca de su propia teoría del existencialismo, su propia existencia. El autor del triunfo, Hoy 30 de Abril de 2009 celebra su cumpleaños 28, su fantasía numero 28.

John aterrizo en Manchester con cartón de niño perdido hace 10 años, y creció como un hombre fuerte en uno de los pastos más verdes del viejo continente. En 1999, llego portando la aureola de paquete sospechoso encajado por Fergusson, y tiempo despues ya nadie discute su estadía. Desde este miércoles, John O´Shea demostró ante el fisco que tiene el derecho de ser considerado ciudadano ilustre del oeste de Inglaterra.

Se trata de un caballero de andanzas de Fergusson, un jugador laborioso, poco osado, obediente y disciplinado. Un afiliado utilitario, un multiuso. Para el entrenador, The Cat (la jirafa para los cercanos) paga cada euro de su sueldo.
En toda una década en los reds fue utilizado en todas las posiciones de la línea defensiva y el medio campo. En las bandas siempre listo para partir. Sobre el abismo, afilado para cortar. En el centro –como zaguero- con resortes para saltar. En la zona media, una maquina de triturar.

John O´Shea, pie de plomo y no de seda, era una oferta con demanda cero antes del juego. Entre 44 piernas titulares, sus patas de galgo no eran una cotización estable. Sin embargo, ante las estrellas que eclipsan y encandilan su brillo de esperanza, anoto su nombre en letra mayúscula y sentencio de un zarpazo la primera parte de esta historia.

Cuando el partido estaba en tierra de nadie, abrió las nubes de Old Trafford, descolgó un centro tierra-aire de Michael Carrick, y a la altura del punto de fusilamiento lanzo un rayo que ajusticio a Manolo Almunia (dedos de hierro y brazos de goma, el español luego evito que Manchester ampliase la ventaja)

John O´Shea, arranco su carrera al reconocimiento, y encendido en SU GOL definió un partido que no tenia dueño. Un jugador capaz de arrojar su figura a la trinchera y cuidar la retaguardia si el encuentro así lo vale. Antes un soldado honorario, ahora un comandante europeo. Por John Francis O´Shea, el artista menos esperado.

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