Argentinizacion: Ganar o perder, ser o no ser.

Ángel Cappa, entrenador de Huracán, comenta con cierta asiduidad que en el fútbol “el éxito y el fracaso son dos impostores”; y este martes, el seleccionado español materializo tal hipótesis. Perdió en la Copa Confederaciones en semifinales frente a Estados Unidos, no se trata de un fracaso, sino que es la inmensa posibilidad de solidificar que los grandes equipos se edifican apartir de las ocasiones en que se levantan, y no en consecuencia del numero de victorias que lo alzan. Es por eso, que calificar la gloria y la tristeza como un tirano imperativo, eterno e infinito, es una farsa exitista. Impropia de los españoles; y muy singular de nuestra cultura efímera de argentinización: Ganar o perder, ser o no ser.

En ultima, aquí se ha dicho, por activa arrogancia o por pasiva animosidad, que España no es mas que un ficticio gran conjunto, que tiene como origen la mentira y su fútbol es mera publicidad. Eso es una falacia galopante, una tesis salvaje, fundada bajo tendencias inoclastas acerca del combinado español. Son conclusiones inadmisibles del periodismo vernáculo. Y por ende, lejos de esa caótica creencia, se sitúa la realidad. Es decir, España venció a todos. Fue Campeón de la Euro en 2008. Obtuvo de manera inmaculada 15 triunfos consecutivos, y por sobre todo, estuvo 35 partidos sin conocer la derrota. España es el mejor seleccionado del mundo. Lo es, al menos, hace tres años. Y el 0-2 no cambio en nada la consideración sobre su calidad.

Pero en Argentina, los eruditos deportivos vacían sus escupideras sobre la reputación de los grandes conjuntos. La prensa esta a merced de un desgarro mandibular, y se irrita en sintonía minimalista con su fácil verdad. Los periodistas solo necesitan equilibrio y paciencia; deben aguardar nada mas que doce meses, y entonces la patraña que cosecho 35 partidos consecutivos derribara cualquier calumnia celeste y blanca. Porque a pesar de la cinchorreria nacional, España continua siendo la mejor selección del planeta.