Sobre Messi

Eh aqui una interpretación de la representación simbólica del futbolista argentino Lionel Messi. El tratamiento tiene como propósito central analizar al jugador del F.C Barcelona. El argumento gira en torno a la cuestión de Lionel Messi constituido en el paradigma de consumo dentro del sistema lucrativo del espectacular espectáculo del fútbol globalizado; ubicado como eje primario impuesto y glorificado por el discurso dominante de los medios masivos de comunicación. Es Messi, entonces, protagonista de un desvió simbolico en referencia a los discursos de producción tradicionales en la construcción legitima del héroe. Reconfigurado por la masiva difusión, centralidad y hegemonía del fútbol como mercancía de entretenimiento y consumo, en las sociedades modernas. En primer lugar, se establece, en el orden de lo simbolico y referencial, una comparacion entre las condiciones de posibilidad en la formacion de Maradona y Messi en Heroes deportivos.
Messi vis a vis Maradona
Desde su aparición, el carácter referencial de Messi es el atribuido a un actor / representante de clase media. En términos exclusivamente deportivos su punto de partida es la cima, entendida esta, en criterio de ubicación futbolística: Barcelona, España; la elite del fútbol moderno. En lo que respecta a su ubicación de acuerdo a la estructura del “organismo social”[1]; Messi pertenece a la ubicación media, y su relato socio-cultural se enmarca claramente en dicha condición: Messi, puede ser leído claramente como el primer héroe futbolístico nacional-popular de clase media. Este es quizás, el principal punto de inversión en la construcción entre ambos referentes: Maradona, según Archetti, quien trabaja la idea del “pibe”[2], personaje producto de la revista popular Billiken, viene a confirmar el origen humilde, los mecanismos meritocraticos de movilidad ascendente y la eficiente narrativa del “pobre ascendido” legítimamente.
La razón épica Messi/Maradona presenta una amplia divergencia. Messi no acentúa rasgos plebeyos ni populares, - ascenso social, origen humilde -. En consecuencia, la única característica con relativa carga simbólica (dramática) en Messi es la dificultad física en su crecimiento adolescente, que señala a su vez, el factor principal por el cual emigra desde muy joven a Cataluña; para recibir un tratamiento medico de un alto costo económico[3]. No obstante, esto lo aleja aun más de su lugar de origen – Rosario –. Sin la posibilidad de volver a rearmar sus vínculos de interacción en el marco de sus instituciones tradicionales – escuela, barrio, familia, etc. – de allí en adelante. Esto, lo extraña de lo popular-nacional, redituándolo en el estrato medio de movilidad social altamente vertical en la estructura social. Por su parte, Messi reflota un clásico discurso moderno de dependencia económico familiar en los futbolistas jóvenes:
Hay familias enteras que se movilizan alrededor de proyectos de futbolistas que aun no llegan a la adolescencia. Estos niños invierten la pirámide familiar, porque mantienen a sus padres. Y el fútbol que debería ser un placer, pasa a ser una obligación.(Jorge Valdano. 2001)
En este caso, y en tantísimo otros, la clásica arquitectura económica sustentada en el trabajo de los padres, pierde el antiguo sitio jerárquico dominante, para ceder el espacio al nuevo contrato del hijo adolescente, consagrado en atleta profesionalizado - rico y famoso -.
Asimismo, en la actualidad, el origen social medio y medio alto es incorporado como terminado aceptable / normal en la consagración de iconos deportivos. La salida, en si mismo mecanismo fundamental en los patrones de ascenso (Alabarces. 2001), en Maradona se completa con la llegada (el mejor futbolista del mundo). Por ende cuanto mayor es el grado de exclusión periférica -origen plebeyo- en cuanto al centro -profesionalización y fama-, mayor es la posterior acumulación de capital simbólico. Por consiguiente, el relato de la épica social ascendente obtiene con Maradona su matriz mas fuerte. En cambio en Messi, se produce y se reproduce un rasgo característico de estos tiempos que debilita las fracciones bajas en función de la practica vehiculizada por los sectores medios y medios altos. Que excluye a los sectores populares de las condiciones básicas para las practicas deportivas, incluso en situaciones amateurs – equipación, espacios amplios y libres, alimentación, tiempo de recreación -.
Desde su aparición, el carácter referencial de Messi es el atribuido a un actor / representante de clase media. En términos exclusivamente deportivos su punto de partida es la cima, entendida esta, en criterio de ubicación futbolística: Barcelona, España; la elite del fútbol moderno. En lo que respecta a su ubicación de acuerdo a la estructura del “organismo social”[1]; Messi pertenece a la ubicación media, y su relato socio-cultural se enmarca claramente en dicha condición: Messi, puede ser leído claramente como el primer héroe futbolístico nacional-popular de clase media. Este es quizás, el principal punto de inversión en la construcción entre ambos referentes: Maradona, según Archetti, quien trabaja la idea del “pibe”[2], personaje producto de la revista popular Billiken, viene a confirmar el origen humilde, los mecanismos meritocraticos de movilidad ascendente y la eficiente narrativa del “pobre ascendido” legítimamente.
La razón épica Messi/Maradona presenta una amplia divergencia. Messi no acentúa rasgos plebeyos ni populares, - ascenso social, origen humilde -. En consecuencia, la única característica con relativa carga simbólica (dramática) en Messi es la dificultad física en su crecimiento adolescente, que señala a su vez, el factor principal por el cual emigra desde muy joven a Cataluña; para recibir un tratamiento medico de un alto costo económico[3]. No obstante, esto lo aleja aun más de su lugar de origen – Rosario –. Sin la posibilidad de volver a rearmar sus vínculos de interacción en el marco de sus instituciones tradicionales – escuela, barrio, familia, etc. – de allí en adelante. Esto, lo extraña de lo popular-nacional, redituándolo en el estrato medio de movilidad social altamente vertical en la estructura social. Por su parte, Messi reflota un clásico discurso moderno de dependencia económico familiar en los futbolistas jóvenes:
Hay familias enteras que se movilizan alrededor de proyectos de futbolistas que aun no llegan a la adolescencia. Estos niños invierten la pirámide familiar, porque mantienen a sus padres. Y el fútbol que debería ser un placer, pasa a ser una obligación.(Jorge Valdano. 2001)
En este caso, y en tantísimo otros, la clásica arquitectura económica sustentada en el trabajo de los padres, pierde el antiguo sitio jerárquico dominante, para ceder el espacio al nuevo contrato del hijo adolescente, consagrado en atleta profesionalizado - rico y famoso -.
Asimismo, en la actualidad, el origen social medio y medio alto es incorporado como terminado aceptable / normal en la consagración de iconos deportivos. La salida, en si mismo mecanismo fundamental en los patrones de ascenso (Alabarces. 2001), en Maradona se completa con la llegada (el mejor futbolista del mundo). Por ende cuanto mayor es el grado de exclusión periférica -origen plebeyo- en cuanto al centro -profesionalización y fama-, mayor es la posterior acumulación de capital simbólico. Por consiguiente, el relato de la épica social ascendente obtiene con Maradona su matriz mas fuerte. En cambio en Messi, se produce y se reproduce un rasgo característico de estos tiempos que debilita las fracciones bajas en función de la practica vehiculizada por los sectores medios y medios altos. Que excluye a los sectores populares de las condiciones básicas para las practicas deportivas, incluso en situaciones amateurs – equipación, espacios amplios y libres, alimentación, tiempo de recreación -.
Aquí mismo, con la intención de profundizar el parangón Messi/Maradona, vale recuperar el despliegue teórico de Verdú[4] sobre los lineamientos determinantes de la creación legitima de la leyenda mítica del héroe, cuya estructura y modelo universal responden a:
Nacimiento invariablemente humilde, resistencia al poder y fortaleza, luchas heroicas frente a las fuerzas del mal, pecados de orgullo y desmesura. (Verdú.1981)
Por otra parte, Alabarces, prefirió elaborar un enfoque politizado de Maradona: “transformado en símbolo de los humildes o ídolo de los quemados”[5], entendiendo al futbolista como un correlato de la tradición criolla – la poesía gauchesca, el procerato y los caudillos del interior– y en su postulado político confirmando la continuidad de una saga popular-nacional iniciada por las practicas redistributivas ensayadas por el Estado Benefactor de Perón, y la representación real y símbolo de Evita.
Si el fútbol había podido ser leído como metáfora de la nación, Maradona se volvía un símbolo perfecto de su versión más democrática y popular, una Argentina que se pensaba creativa, impredecible, humilde y la vez pícara e irrespetuosa (Alabarces. Diario Critica 2008).
Maradona venia a recuperar las narrativas nacionales, en un país que ya se leía como fútbolizado (“la patria futbolera”). Al contrario, la lectura del fenómeno Messi, se puede elaborar como un enunciado de ausencia: la desaparición del ídolo real, de origen humilde, enmarcado en discursos populares y narrativas nacionales tradicionales, y su reemplazo por un héroe global, virtual, “hiper espectacularizado”. Un sujeto que convoca y contiene rasgos de identificación y representatividad, pero no produce sensaciones de consenso y unidad. Es pasible entender la variable de sentido en Maradona y Messi como un giro del fútbol desde un modelo popular-pasional-nacional hacia una manifestación popular-mediático-internacional.
De este modo, para finalizar, si Maradona represento la única institución sólida en un “campo” de continua erosión, Messi remata un clímax social-cultural que se enmarca dentro de los rasgos de las sociedades modernas. Estructuras “líquidas”[6] que crean una falsa sensación de pertenencia e identidad. Y acentúan el consumo desmedido en comunidades flexibles y fragmentadas, debilitadas por la inestabilidad y la ausencia de una direccion hegemonica legitima.
[1] Durkheim, Emile, Las reglas del método sociológico.
[2] Archetti, Eduardo, El potrero, la pista y el ring: Las patrias del deporte argentino. Buenos Aires: FCE, 2001
[3] A los once años le fue diagnosticada una deficiencia hormonal en el crecimiento. River Plate, interesado, no afrontó los gastos. Fue entonces Barcelona quien asumió el tratamiento (HCR) por 900 dólares mensuales durante tres años.
[4] Verdú, Vicente, El fútbol: mitos, ritos y símbolos (1981).
[5] Alabarces, Pablo, Fútbol y Patria (2001).
[6] Bauman, Zygmunt. (2004): La sociedad sitiada.
[2] Archetti, Eduardo, El potrero, la pista y el ring: Las patrias del deporte argentino. Buenos Aires: FCE, 2001
[3] A los once años le fue diagnosticada una deficiencia hormonal en el crecimiento. River Plate, interesado, no afrontó los gastos. Fue entonces Barcelona quien asumió el tratamiento (HCR) por 900 dólares mensuales durante tres años.
[4] Verdú, Vicente, El fútbol: mitos, ritos y símbolos (1981).
[5] Alabarces, Pablo, Fútbol y Patria (2001).
[6] Bauman, Zygmunt. (2004): La sociedad sitiada.
Foto: blaugranas.com
0 comentarios:
Publicar un comentario