Andres Iniesta


Partido de Vuelta. El ultimo Round. La gloria o el fracaso. Londres, Stamford Bridge, una caldera donde las gradas hieren, el césped es arena movediza y la hierba muta en hidras venenosas. Chelsea y Barcelona (0-0). A matar, o morir en el intento.

Barcelona, un antes y un después. La formacion que reinvento el fútbol con su su Biblia. La música y el balón. La Octava Maravilla del Mundo Antiguo, y Moderno. Un conjunto que descansa en el nirvana del espectáculo, y resita poesías en el campo. La sublimación del fútbol como arte, la Santísima Trinidad del buen gusto.

El Local, Chelsea (el barco petrolero de Roman Abramovich). Una criatura indomable sin sentimientos. Un equipo liderado por un brujo de magia negra, que hornea tácticas oscuras. La Nemesis de Guardiola. El Apocalipsis de la raza deportiva. El final de la Religión blaugrana.


The Match.

El partido lo agito Michael Essien, un toro indomable. A los ocho minutos de la primera tanda, el ganes lanzo una estrella fugaz de su empeine zurdo, y dibujo un recorrido hacia el mas allá. El ángulo de Victor Valdes aun se esta moviendo. El arquero, atónito, quedo girando sin rumbo en la vía láctea de su valla vencida. 1-0, Chelsea finalista.

Desde entonces, el encuentro de ida en Camp Nou se repitió. Chelsea, una multitud de piernas musculosas. Un campo minado, para los finos estilistas de Pep. Los jugadores blues, eran galgos corriendo tras la liebre. Los Ingles portaban el don de la omnipotencia, estaban en todas partes a punto y conjuntos. Por su parte, Barcelona nuevamente ante lo imposible. Los catalanes, rozaban el final de sus días, las misas quemaban sus papeles, y las ofrendas ya claudicaban. Ni el mas creyente creía en el milagro.


Minuto 92´.
Hacia el final. Cuando el reloj de arena dejaba caer sus últimos granos. Cuando la fe ya no era suficiente, La diosa de la fortuna, o el libra de la justicia, tendió su mano desde el paraíso, y otorgo la reinvidicacion para el mejor equipo de la temporada.

Tras un centro tierra-aire de Daniel Alves, Lionel Messi (el prodigio de D10s) tomo un balón perdido en los limites del área grande. El argentino levanto el mentón, y ubico con alguno de todos sus ojos a un compañero. Acto inmediato, coloco un pase hacia la carrera del caballero mas cercano al gran maestro que lanzo a puerta. Se necesitaba mas que valor, se precisaba un presagio del cielo, y un alma digna de proclamarse héroe. Un Angel de la Guarda que salvase a Barcelona.

El sol brillo por su esplendor, y el corazón mas humilde de Cataluña, descolgó un remate de las nubes y profeso el milagro. El mundo se abrió en dos, y Andres Iniesta batió a Peter Cech con un tiro certero. Ubico la pelota fuera del alcancé de la vida inglesa. 1-1, Barcelona en la Final de Roma.

Los culés precisaban un milagro. Su muerte firmaba archivos en el infierno, y solo El Enviado podía detener el Apocalipsis Blue. Un chico de Albacete. Tímido. Reservado. Mesurado. Crack. Un niño pálido, que no calza mas que 40 y mide solo 1.70, logro el cumplido.

Un violinista de dulces melodías, un diccionario del buen juego. Un menudo chaval que flota en el campo. Andres Iniesta es el mejor jugador de Europa. Es quien dibuja las coreografías de los bailes de Barcelona (el mejor equipo del universo), y el cerebro de España (la mejor selección del planeta). Su talento esta ubicado a distancia infinita del reconocimiento mediatico, las grandes publicidades y la telecracia compartida. El canterano, es el socio perfecto para Xavi, la pareja de Henry, el asistente de Etoo, y el caballero mas cercano al pridigio de D10s (Lionel Messi). Sin Andres Iniesta, el mejor jugador de Europa, el espectador lagrimea, y el fútbol viste de luto.


Barcelona, necesitaba de un milagro en su peor partido del año, y en el nombre de Don Andres se cumplió. El equipo de Pep, caía en las ruinas del Apocalipsis Blue, hasta que El Elegido hizo su aparición en una noche de tiniebla inglesa. Un Santo futbolista, de rostro blanco y pie de algodón, apoyo sobre sus alas a todo Cataluña, y dejo a su pueblo en la Final Europea. En el nombre de Andres Iniesta, el Ángel de la Guarda que salvo a Barcelona.

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